Capitulos:
12345678910111213
1 - Cuando decimos esto, ¿les parece que estamos comenzando otra vez a alabarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tendremos que presentarles o pedirles a ustedes cartas de recomendación, como hacen algunos?
2 - Ustedes mismos son la única carta de recomendación que necesitamos: una carta escrita en nuestro corazón, la cual todos conocen y pueden leer.
3 - y se ve claramente que ustedes son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una carta que no ha sido escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.
4 - Confiados en Dios por medio de Cristo, estamos seguros de esto.
5 - No es que nosotros mismos estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer viene de Dios,
6 - pues él nos ha capacitado para ser servidores de una nueva alianza, {cf2super [1]} basada no en una ley, sino en la acción del Espíritu. La ley condena a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida.
7 - Si la promulgación de una ley que llevaba a la muerte y que estaba grabada sobre tablas de piedra{cf2super [2]} se hizo con tanta gloria que los israelitas ni siquiera podían mirar la cara de Moisés, {cf2super [3]} debido a que ese resplandor destinado a desaparecer era tan grande,
8 - ¡cuánta más será la gloria del anuncio de una nueva alianza fundada en el Espíritu!
9 - Es decir, que si fue tan gloriosa la promulgación de una ley que sirvió para condenarnos, ¡cuánto más glorioso será el anuncio de que Dios nos hace justos!
10 - Porque la gloria anterior y a no es nada en comparación con esto, que es mucho más glorioso.
11 - y si fue glorioso lo que había de terminar por desaparecer, mucho más glorioso será lo que permanece para siempre.
12 - Precisamente porque tenemos esta esperanza, hablamos con toda libertad.
13 - No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran el fin de aquello que estaba destinado a desaparecer.
14 - Pero ellos se negaron a entender esto, y todavía ahora, cuando leen la antigua alianza, ese mismo velo les impide entender, pues no les ha sido quitado, porque solamente se quita por medio de Cristo.
15 - Hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, un velo cubre su entendimiento.
16 - Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se lequita. {cf2super [4]}
17 - Porque el Señor es el Espíritu;{cf2super [5]} y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
18 - Por eso, todos nosotros, y a sin el velo que nos cubría lacara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.